Son cantidad de sensaciones las que se acumulan cuando uno, que hace tiempo dejó esto de los estudios para dedicarse en cuerpo, alma y corazón al Trabajo Social, se reencuentra con los libros (aunque sean virtuales), los compañeros y, aunque pareciera imposible, la vuelta al "insti".
Lo primero que se removió al hacer la matrícula era la ilusión por seguir formándome, por mejorar en mi trabajo, las ganas que genera el tener un objetivo accesible que puede reportar tanto beneficios laborales como personales. Después del inicio de curso, de la toma de contacto con la realidad, de la visualización de los temarios y actividades, del intento de compaginar la vida personal, profesional y los estudios y, del dichoso Moodle, nuestro gran "amigo y aliado", no es que desaparezca aquella ilusión y aquellas ganas iniciales, sino que empieza a llegar la sombra del miedo, o respeto, a poder terminar con éxito aquello que he empezado. Uno se da cuenta que sigue idealizando demaseado ciertos estadios, como la compaginación de familia-trabajo-estudios-vida personal, y que la realidad no es tan bonita ni tan sencilla. Esto no significa que sea imposible, aquí estoy y aquí estamos, simplemente es bueno saber que no va a ser un camino de rosas.
Animo, y me animo, a todos a que sigamnos ilusionados, que no perdamos las ganas, que continue el espíritu inicial y la motivación que nos ha conducido a este módulo. Como diría cierto Premio Nobel (dejaremos para próximas entradas si merecido o no): "Yes, we can!"
